2 oct 2008

El día de los niños


Os presento a Fulvia, la alegria del hotel. Pronto vamos a empezar a darle clases de computación. Es muy curiosa, y le gusta aprender mucho.

Nuestro intención de horario aquí se podría resumir en: nos levantamos a las siete -a las 6 ya es de día-, porque en las habitaciones del hotel no hay paredes -otro día hablaré de eso-, solo hay unas mallas para que no entren animales. Almorzamos, y nos vamos a trabajar a los ordenadores. Comemos a la una. Descansamos, hablamos con el resto de voluntarios, y nos volvemos a los ordenadores. Cenamos a las seis, y nos vamos a dormir a las diez.
Este horario no se cumple nunca, por supuesto. Cada día hay imprevistos -se va la luz, te necesitan porque se ha ido internet, los ordenadores los necesitan los clientes, los voluntarios necesitan un traductor, hay un largo etcetera-.
Pero el miercoles no se cumplió para nada el horario. Era el día de los niños.
El día de los niños es un día especial en Casa Guatemala, porque no hay clase, se hacen muchas actividades y se come bien -los niños, voluntarios y maestros comen casi cada día frijoles y arroz-. Ayer había carne asada con salsa y pan.
Fuimos por la mañana, en lancha, unos 20 minutos, y llegamos cuando estaban recogiendo el almuerzo, y preparando la comida. Allí se come poco pero muchas veces. Cinco veces al día. Se come -lo que seria nuestra comida- a las 11 de la mañana. Porque los niños se despiertan a las cinco y medía más o menos. Cuando sale el sol.
Al llegar a la Casa de los Niños, tuvimos que pasar a través de la cocina, y después llegar a una especie de patio donde había un montón de chiquillos jugando. Me senté y observé el espectaculo. No paraban quietos. Vino uno, y se sentó en mis rodillas, y me preguntó como me llamaba. Los niños de Casa Guatemala estan muy acomstumbrados a los voluntarios, y son muy curiosos. Le respondí. Y empezamos a hablar. Vinieron unos cuantos más. Eramos Mauricio, Eliseo, Ronaldo, Sergio y yo. Todos debían tener de 5 a 8 años. Me preguntaron porque llevaba el pelo largo, que el pelo largo solo lo llevan las mujeres. Me preguntaron si yo era una mujer barbuda -teoria que podría ser perfectamente del Javi-. Cuando me preguntaron de donde era, les respondí que era de Barcelona, y empezaron el juego del porque. A todo lo que respondía yo, ellos me preguntaban porque, y así hasta nunca acabar. Juegos de niños. Aunque a veces pueden ser un poco crueles.
Mientras estaba sentado, hablando con los niños, vi una niña que había comido mucho, y tenía comida en la mano que no quería. Vió a un voluntario ingles que no habla español, que suele llevar camisetas sin mangas, la niña le alargó la mano para darle la comida y dijo: Sobacos peludos, quieres la comida? el voluntario no se entero de nada, pero como vio que le ofrecían algo, lo cogió, se lo comió y se lo agradeció a la niña. Yo, me estuve riendo un buen rato.
Las actividades que montaron los profesores eran buenísimas. Montaron una gimcana que tenía mucha pruebas. Tenían que ponerse la ropa del reves, si querían pasar a la siguiente prueba. Buscar una roca naranja en el fondo del mar -estaba cerca del puerto-. Llenar un cubo con agua que solo podían traer con su ropa mojada o en la boca. Las actividades de agua triunfaron mucho.
Me impresionó la afectividad de los niños con los desconocidos. También pensé en la suerte que tienen esos niños, que aún y haber pasado mucho en sus cortas vidas, podían disfrutar del amor, la calidez y la protección que les dan los voluntarios.
En el hotel donde estamos trabajando Eleni y yo, a veces vienen algunos exalumnos de la Casa de los Niños a trabajar en el hotel. Les va bien para hacer currículum. Se les ve diferentes a los niños que vemos normalmente aquí. Son mucho más abiertos a conocer nueva gente. Y no tienen miedo a lo desconocido.


PD: Intentamos trabajar lo máximo posible estos días para ir lo antes posible a Casa Guatemala con los niños. Es lo más estimulante.
El niño de la foto de la entrada anterior se llama Mauricio, una delicia.
Por cierto, os rallé extensamente en otra entrada sobre la ida del viaje, pero... la vuelta es también a través de Miami, y Eleni sigue sin tener visado... lo dejo ahí.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

La verdad es que con tus palabras puedo apreciar la sabiduría de esos niños, señor mujer barbuda.

Anónimo dijo...

he lleigit els teus comentaris i es una gran experiencia espero que us vaigi molt.molt ve un peto